La globalización y situación actual de los mercados en tiempos de pandemia, exige que las organizaciones sepan capitalizar sus capacidades y recursos, y aprovechar la riqueza del capital humano para responder eficazmente a cualquier situación que suponga un reto.
En ese contexto, a pesar del temor de algunas empresas por dar mayores responsabilidades a sus colaboradores, podemos encontrar también, nuevos tipos de líderes y nuevas formas de jerarquía que están ganando mucho protagonismo.
Una de ellas es el empowerment, una filosofía que consiste en delegar poder y responsabilidades a los colaboradores con el objetivo de que estos se sientan más motivados y comprometidos.
Hoy te contamos a detalle en qué consiste esta filosofía y como puede beneficiar a tu empresa, el ponerlo en práctica.
El empowerment, traducido al español como empoderamiento, implica desburocratización, descentralización, flexibilización e innovación. Su objetivo es dar más poder de decisión, autonomía y participación a los colaboradores de todos los niveles en la estructura de una empresa.
Para aplicar esta estrategia es necesario tener en cuentas los cuatro pilares sobre los que se fundamenta.
El primero es el poder, el cual se basa en delegar autoridad y responsabilidad en todos los niveles de la compañía, lo que implica confiar en el equipo humano. Lo segundo es la motivación, es decir, reconocer el buen desempeño, celebrar las metas cumplidas y recompensar los resultados del equipo. Como tercer punto, está el desarrollo o capacitación permanente que deben recibir los colaboradores y, por último, está el liderazgo, lo que consiste en dejar de centralizar las decisiones a los altos cargos y dar posibilidad de liderar a los colaboradores.
De este modo, la toma de decisiones ya no dependerá de una sola persona, sino que ahora el resto del equipo tiene la autoridad y responsabilidad necesaria para llevar a cabo su trabajo diario.
Si bien este periodo de transición en la estructura organizacional de una empresa no es nada sencillo, debido a la disposición de los trabajadores y su resistencia al cambio, cada vez son más las empresas que optan por esta filosofía, algo que no es de extrañar si se tiene en cuenta todos sus beneficios.
El más importantes es que al delegar poder y responsabilidad, los colaboradores se sienten más reconocidos, considerados y, por supuesto, más útiles. Lo que trae como consecuencia un mayor compromiso con la empresa que, sin duda, mejora la productividad. Además, tenemos la optimización o ahorro de tiempo, puesto que no se requiere consultar ni obtener la aprobación de un superior para tomar decisiones. Por último y no menos importante, se promueve la formación de nuevos líderes lo que permite un mayor aprovechamiento de sus competencias para mejorar el ambiente de trabajo.
En resumen, el empowerment no se trata solo de una teoría, sino que es real y permite a las empresas mejorar su eficiencia y sus procesos. Por lo que si cree en sus colaboradores y en sus capacidades el crecimiento de su empresa es inevitable.