Se analizan factores como el incremento en los costos del transporte marítimo, las condiciones del mercado laboral en Estados Unidos y las políticas monetarias adoptadas por los bancos centrales.
El Departamento de Estudios Económicos del Scotiabank realizó un análisis de los principales riesgos mundiales que podrían impactar la economía global a comienzos de este año.
Las presiones inflacionistas en el comercio.
“La resiliencia de la economía mundial podría ser afectada por el recrudecimiento de riesgos geopolíticos, ante la escalada de tensiones en el Mar Rojo. Esto se viene reflejando en el incremento de los fletes que ya se aproximan a los niveles alcanzados durante la pandemia (2020). Esto es un riesgo para el normal funcionamiento de la cadena de suministro global y podría ejercer presión al alza temporalmente sobre la inflación”, señala el Scotiabank.
En la Eurozona, parece que la inflación ha vuelto a disminuir en enero, con una inflación subyacente que ha pasado del 3.4% al 3.1%. Se prevé que la inflación alcance su objetivo del 2% para junio. Además, la actividad económica ha mostrado un estancamiento en el cuarto trimestre de 2023, con solo un aumento del 0.1% desde el cuarto trimestre de 2022, en contraste con el crecimiento del 3.1% en Estados Unidos en el mismo período.
La situación en Estados Unidos.
Por otro lado, en Estados Unidos, el mercado laboral, que anteriormente mostraba una base firme, experimentó un aumento inesperado en las solicitudes iniciales de desempleo en enero, lo que sugiere la posibilidad de una desaceleración en dicho mercado.
En lo que respecta a la política monetaria, según el análisis del Scotiabank, el panorama macroeconómico presenta cierta incertidumbre en relación con el ciclo de reducción de tasas de interés. Aunque la inflación está disminuyendo, aún se sitúa por encima del objetivo establecido por los bancos centrales.
Recientemente, la Reserva Federal optó por mantener sin modificaciones su tasa de interés en un 5.50%, manteniendo esta posición por cuarta vez consecutiva. En su comunicado, el comité reafirmó su postura de no iniciar un ciclo de flexibilización monetaria hasta que la inflación alcance el objetivo del 2.0%. Según la FED, los últimos indicadores de inflación y empleo sugieren que la actividad económica continúa expandiéndose a un ritmo sólido, lo que aumenta la probabilidad de un aterrizaje suave.
Por otro lado, los mercados reaccionaron negativamente tras la reunión de la FED. Las acciones ampliaron sus pérdidas y los precios de los bonos del Tesoro cayeron, provocando un aumento en sus rendimientos, superando el 4.0% en el caso del bono a 10 años.
La débil economía de China.
Los datos del Índice de Gerentes de Compras (PMI) correspondiente a enero en China indica una desaceleración económica. Esta tendencia también se observa en la disminución del rendimiento de los bonos del gobierno a 10 años, así como en la caída de los índices bursátiles, que han alcanzado su punto más bajo en los últimos cinco años.
“El desempeño de la actividad fabril en China se pueda explicar por una creciente debilidad en la demanda interna, pese a la recuperación del comercio exterior. Las empresas esperan que el gobierno chino mantenga la línea de estímulos económicos y que el banco central se incline por una política monetaria más flexible”, señala Scotiabank.
Las posibles consecuencias en la economía peruana.
En un mundo globalizado, el Perú no es ajeno a los riesgos que enfrente la economía global. Las señales de un estancamiento económico global generan incertidumbre en los países emergentes, como Perú, que se están recuperando de una etapa de crisis inflacionaria. La caída de la demanda China y el estancamiento en la Eurozona generaría una contracción en el comercio que impactaría en las exportaciones de Perú y en su economía. Por otro lado, la recuperación moderada de la economía de EE.UU. fortalecerá el dólar, ante las decisiones que pueda tomar la FED; sin embargo, sigue a la expectativa los datos del desempleo en el país.
Perú podría verse enmarcado por una situación de estancamiento económico ante los posibles riesgos globales que frenarían la recuperación económica.
Fuente: Diario El Comercio.