Desde que la pandemia se apoderó de Estados Unidos en marzo del año pasado, la caída del dólar se ha estado dando de manera constante. Con relación a sus socios comerciales, ha caído entre un 10% y un 12%, cotizándose a nivel más bajo no visto desde principios de 2018. Además, la tasa de ahorro interno neto de Estados Unidos también ha decrecido, lo que hace que la economía dependa aún más del dinero extranjero. Para Stephen Roach, miembro de la facultad de la Universidad de Yale y expresidente de Morgan Stanley Asia, el desplome del dólar recién comienza y aún hay más que está por venir.
Hay tres razones principales que sostiene Roach sobre la tendencia del debilitamiento de dólar este 2021, según su artículo en Bloomberg: 1) Una fuerte ampliación del déficit en cuenta corriente de EE. UU., 2) El fortalecimiento del euro y, 3) Reacción tardía de la Reserva Federal frente a la debilidad del dólar.
1. La cuenta corriente
El déficit en la cuenta corriente en Estados Unidos, que contiene el retorno de las inversiones, se ha deteriorado fuertemente como consecuencia del Covid-19. Los puntos porcentuales se han ampliado del 1,2 hasta 3,3% del producto bruto interno en el segundo trimestre de 2020 y un adicional del 0,1 punto porcentual a 3,4% en el tercer trimestre. En cambio, en el segundo trimestre fue la caída más grande registrada del déficit de la cuenta corriente y su nivel actual es más grande que a finales de 2008. Por lo expuesto, los déficits comerciales se están acumulando, según Roach.
Con relación al ámbito laboral, hay un deterioro en el ahorro interno impulsado por aumentos exponenciales en el déficit presupuestario federal relacionados con Covid-19. La medida más amplia del comercio de Estados Unidos está en su peor forma en más de una década, asegura Roach. La tasa de ahorro interno neto cayó por debajo de cero en el segundo y tercer trimestre por primera vez en una década. Cabe mencionar, que esta caída registrada en el segundo trimestre fue en gran parte una consecuencia de la Ley Cares, cuyo objetivo era proporcionar un alivio fiscal durante la cuarentena en EEUU.
Con la pandemia y sus réplicas muy evidentes, se esperan más alivios fiscales: $ 900 mil millones ya promulgados en diciembre de 2020 y otros $ 1.9 billones propuestos por Biden.
La combinación de estos paquetes de ayuda por el Covid-19 totalizan $ 5 billones, o el 24% del PIB del 2020. Esta inyección fiscal rompe todos los récords modernos por un amplio margen. Como resultado, la tasa de ahorro interno debería caer aún más por debajo de cero, poniendo el ya amplio déficit en cuenta corriente bajo una presión a la baja aún más intensa.
2. La subida del euro
Aunque el Yuan chino se ha apreciado alrededor de un 4% desde junio pasado, y debería continuar fortaleciéndose a medida que China lidera la recuperación global posterior al Covid-19, el euro se ha movido poco durante ese mismo período después de subir alrededor del 7% de febrero a mayo.
Según Roach, la unión monetaria europea tenía un defecto crítico antes de la pandemia: una moneda única y un banco central, pero no una política fiscal unificada. Sin embargo, esto cambió cuando en julio del 2020 la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emanuel Macron, llegaron a un acuerdo sobre un paquete de ayuda que incluía un respaldo fiscal panregional en el fondo de la UE Next Generation. Cabe mencionar que, este instrumento temporal de recuperación dotado con 750.000 millones de euros, tiene como objetivo reparar los daños económicos y sociales causados por el coronavirus en Europa. La Europa posterior a la COVID-19 será más ecológica, digital, resiliente y mejor adaptada a los retos actuales y futuros, asegura Roach.
Este nuevo presupuesto, a largo plazo, aumentará los mecanismos de flexibilidad para garantizar su capacidad de hacer frente a necesidades imprevistas. Además, este presupuesto está preparado no solo para las realidades actuales, sino también para las incertidumbres del futuro.
3. Reacción de Reserva Federal frente a la debilidad del dólar
La caída del dólar a nivel global es una señal de que la demanda internacional está disminuyendo porque el mercado ya está saturado de la moneda americana. Esto supone un grave problema para la Reserva Federal, cuya única forma de controlar las tasas de interés es seguir imprimiendo el billete verde.
Cuando los déficits de cuenta corriente están bajo presión, generalmente el banco central acude al rescate endureciendo la política monetaria. Sin embargo, esto no es el caso de la Fed de hoy porque ha adoptado un nuevo régimen de metas de “inflación promedio” en agosto. Es decir, actuará más tarde que antes para contrarrestar cualquier aumento en las tasas de inflación. Además, la llamada Teoría Monetaria Moderna tampoco puede ir al rescate del dólar porque el ahorro o su escasez sigue siendo importante para mantener un clima con baja inflación y tasas de interés.
Sumado a ello, Estados Unidos cada vez más dependiente del capital extranjero para compensar su creciente déficit de ahorro interno y con las medidas abiertas de flexibilización cuantitativa de la Fed han creado un exceso masivo de exceso de liquidez.
Una pandemia aún devastadora y una economía al borde de una recesión doble deja a Biden sin otra opción: optar por otra ronda de alivio fiscal masivo. Esto traerá más consecuencias en la economía americana y debilitará aún más el dólar, asegura Roach.
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